Por fin vuelvo al trabajo. Lo necesitaba. Estar en casa se me estaba empezando a hacer muy duro. Ayer toqué un poco fondo: a unos pequeños problemas personales se unió la desesperanza laboral que empezaba a aflorar en mi interior, un niño sin guardería un poco pesadito, un obrero en casa que no se iba... mi autoestima empezaba a estar por los suelos y encima me subió una mala leche tremenda. Cuando llegó el padre del ratón yo estaba de los nervios, así que ahí le dejé, con un roedor lloroso y un carpintero que no se iba ni a tiros, y me fui con una amiga a dar una vuelta y a quejarme a gusto de mis cosas, que necesitaba desahogarme. Pues bien, una hora más tarde suena el teléfono y me ofrecen un curro, un curro que me viene de perlas, porque lo conozco perfectamente (ya lo he hecho antes), conozco a mis compañeros, conozco a los jefes, estoy a gusto... es lo que necesitaba. Y encima con un horario raruno pero dentro de lo que cabe muy cómodo, porque son ocho horas de reloj (más desplazamientos, eso sí, que el lugar de trabajo está un poco a desmano) y aunque a turnos rotatorios por lo menos sabes perfectamente a qué hora sales, que no es poco.
Así que empiezo mañana (así son las cosas, siempre para ayer). Estoy de los nervios. Muy contenta por un lado y un poco desasosegada por los cambios que va a implicar al enanito. Por de pronto esta semana trabajo de noche, así que con ayuda de la abuela y un poco de esfuerzo por mi parte él seguirá con su horario normal. Pero a partir de la semana que viene (si no nos ponen problemas en la guarde) tendrá que doblar sus horas de cole. Es una putada, pero es la única manera. Ya lo tenemos todo pensado y sus horas de entrada y salida estarán siempre cubiertas por uno de los dos. Por lo menos por ahora. Cuando dentro de mes y medio yo vuelva a cambiar de turno habrá que plantearse nuevas necesidades, pero tenemos mucho tiempo por delante para pensarlo tranquilamente y dar con la solución más adecuada.
A todo esto el ratoncito se sigue despertando muchísimo por la noche. Me da pena por su padre, que mañana y pasado va a tener que ocuparse de él sin mi ayuda.
Empieza una nueva era para todos importante, de reorganización en muchos sentidos. Espero que salga todo bien. Estoy muy nerviosa.
martes, 9 de noviembre de 2010
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