Dieciocho meses tiene mi ratón ya. Año y medio. Está hecho un jabato. Corre por todas partes, le encanta tirarse por el tobogán, a veces sentado y a veces echado bocabajo. Incluso ha llegado a tirarse de cabeza. Y eso que no es un niño alocado, es más bien cauto, tranquilo, más de observar que de actuar... eso lo he descubierto en el parque, un lugar donde ves de todo y te das cuenta de la suerte que tienes en casa. Me gusta verle relacionarse con otros niños. Tiene cuatro o cinco amigos fijos con los que se ve casi a diario. Con algunos se pone como loco de alegría al verlos. Es alucinante. El otro día su mejor amigo le pegó repetidas veces, primero un par de manotazos, luego empujones y al final se sentó en el suelo de un golpe. No le hizo daño pero el pobre, al final, ya harto de no entender nada, se echó a llorar desconsoladamente y no se calmaba. Nos fuimos. Menos mal que como no hay maldad mañana se ven y se adoran de nuevo (aunque hay amores que matan).
Está aprendiendo a hablar, aunque su lenguaje es incomprensible para nosotros y solo le entiendo cuando dice mamá, papá, agua, guau-guau, adiós, hola... y poco más. Guau-guau es todo, todos los animales y algunas cosas; mamá y papá no siempre se corresponden con nosotros, a veces nos cambia, o a lo mejor es que pregunta al uno sobre el otro... y agua es agua, pero también vaso, o quiero agua, o mira, hay agua en el suelo, o piscina, o bañera... en fin. Y también dice agua-guá, que es a guardar (los juguetes), y aunque casi siempre viene a cuento a veces no.
Aunque su palabra más repetida es NO. Así, con mayúsculas. No a todo. Últimamente lo acompaña con un movimiento enérgico de cabeza o con uno de dedo, y a veces todo a la vez, repitiendo no-no-no todo el rato. Debe de ser lo que le dicen en el cole cuando hace lo que no debe.
El cole es la guarde, evidentemente. Es carísima, y aunque es muy pequeñaja y un poco triste como las chicas son majas y él estaba contento decidimos dejarle también este año y no buscar una más barata. Sin embargo, ahora mismo estoy un poco mosca con ellas, porque me acaban de coaccionar para que les compre un baby con el nombre de la escuela al super precio de 30 euros con los argumentos de: es que comen sols ahora, es que van a empezar a pintar... pintan con las manos, comen con las manos, se ensucian mucho... eso sí, si no quieres no es obligatorio, pero si trae un baby tiene que ser éste, o nada. No vale uno del carrefour de 5 euros. Y lo peor es que he pasado por el aro. Prefiero eso a tener que cambiarle al ritmo de 5 pantalones y 5 camisetas a la semana, lavando casi a diario, y a saber si la pintura esa se quita bien... En fin...
Respecto a mí, desde mi última entrada he vivido un sinfín de cambios permanentes. Pasé del paro a trabajar en la empresa A, de ahí a la B y ahora estoy en la C. Todo en cuatro meses. En la A esuve dos meses y medio, en la B veinte días y en la C llevo dos semanas, creo. Mi próxima declaración va a ser desastrosa. Eso sí, si todo sale bien estaré en la empresa C hasta fin de año. ¡Yuju! Viva la precariedad laboral.
martes, 11 de octubre de 2011
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