miércoles, 18 de mayo de 2011

Hay cosas mucho más tristes

No hay nada más triste que un turno de noche... bueno, sí, no tener turno, eso es más triste que un turno de noche.

Otra vez en el paro. Después de lo mal que lo pasé en otoño, ya empiezo a estar intranquila y eso que llevo exactamente una semana sin trabajar, y encima estoy de vacaciones, o sea que técnicamente no estoy parada. Busco pasión sobre la que centrar mis esfuerzos y dejar la tele. Pero si no aparece una ocupación cualquiera me valdría.

Mientras aparece (o no) disfruto a tiempo completo de mi verdadera pasión, mi ratoncito. Ya tiene más de 13 meses. Es que te lo comes con queso o sin él. Será salao, el tío... no acaba de lanzarse a andar, de la manita sí, todo, de aquí para allá, de acá para allí... deslomando a sus padres. Pero solito le cuesta, aunque cuando cree que no le ves bien que se levanta y anda. Y cuando se levanta y avanza (o se abalanza más bien) a mis brazos es que lo espachurarría. ¡Guapo! A ver si coge confianza porque es que sabe, él sabe, camina hasta la cesta de sus juguetes y revuelve en ella. Y en el parque también. Pero no sé, a veces le da la inseguridad... De todas maneras me encanta cuando extiende los brazos casi exigiendo que le cojas, con esos gruñidos que lanzan los niños que no saben hablar pero que saben perfectamente lo que dirían si supieran cómo.

Es que nos ha nacido un pequeño tirano. Ya no es un bebé inerte y pasivo, ahora sabe lo que quiere y cuándo, y si no lo consigue se enfada cada vez más. Los highlights de berrinches leves son cuando le saco de la bañera, cuando le siento en la silleta, cuando le bajas del columpio, y útimamente cuando le echas bocarriba en el cambiador para cambiare o vestirle (lo odia) o cuando le das la papilla de la cena, que la aborrece.

Esto último me preocupa. Es que no hay día que se termine la cena. Incluso hay días que casi no la prueba. Y claro, dices: "si no quiere comer, que no coma". "De hambre no se va a morir". "Él sabrá lo que necesita". "Por un día (o dos, o tres) no pasa nada". Y claro, así todos los días pues empiezo a pensar si no necesitaré cambiar de plan. Darle otra cosa de cenar, no sé... Igual si empiezo con sólido... lo malo es que el enano no toma biberón, por eso mi empeño en la papilla de cereales, por la leche... no es que sea yo una torturadora... en fin, que no sé. Vamos a darnos un tiempo y a ver.

Seguiremos informando