viernes, 29 de junio de 2007

jueves, 28 de junio de 2007

Cosas que tenemos que ver


El tiempo sigue corriendo, y yo solo deseo una cosa. Un fármaco, una droga, algo que tras tomarlo me permita tener un sueño largo y reparador tras el que me despierte dispuesta a pasar 20 días locos viajando por Japón sin resoplar agotada ni un día, y que por supuesto me tomaré nada más montar en el avión que me lleve hasta allí. Quiero dormir 16 horas seguidas, soñar, roncar, y levantarme como si nada. Este deseo es fruto de dos cosas: las ganas que tengo de que llegue el día 17 y el cansancio que llevo en el cuerpo. Ayer regresé de mi viaje relámpago a Tenerife. Allí constaté varias cosas: lo lejos que está Canarias, lo impuntuales que son los canarios, lo impresentables que son las compañías aéreas, lo equivocados que estamos viajando sin planificar el trabajo antes, y lo mayor que estoy (ya no aguanto estos trotes). Eso solo así, de repente. Seguro que si reflexiono un poco se me ocurren más cosas. Ahora bien, tengo que decir que los concursantes nos trataron de maravilla, y nos facilitaron muchísimo el trabajo. De lo que me quejo es del ritmo inhumano que hemos llevado, agravado por el hecho de ir cargados como mulas. ¿Un ejemplo? Ahí va.
Martes. 9h en Fuencarral. 9'30h en la Moraleja. 10'30h en Tres Cantos. 13h en el Campo de las Naciones. 15'30 en Barajas. 20h en Tenerife. 1'30 buscando un sitio donde nos dieran de cenar.
Al día aiguiente la clave no estuvo en la capacidad que tenemos de estar en varios sitios a la vez. Estuvo en las 6 horas que pasamos en un aeropuerto esperando un vuelo que no sabíamos si iba a salir. Llegué a casa a las 3 de la mañana. Al aterrizar estábamos tan cansados que no encontrábamos la salida del aerpuerto, y Rafa se enfadó con la telefonista de Teletaxi porque no se acordaba de dónde había pedido el taxi y ella no entendía cómo podía haber ocurrido eso. Nos reíamos por no llorar. Hoy nos han dado el día libre. Estaría bueno...
Pero dejemos atrás los momentos de crisis y hablemos del futuro cercano y nipón. Lo que veis arriba es Tsukiji, el mercado de pescado de Tokyo. Uno de los lugares que quiero visitar. Es el mercado de pescado más grande del mundo. Normal, si pensamos que Japón consume un tercio del total de pescado que se come al día en todo el mundo. Para verlo en su máximo apogeo hay que llegar tipo 5 de la mañana. Toneladas de salmón, algas, calamares, pulpo, y sobre todo, atún. Tiene que ser alucinante estar rodeado de atunes de miles de kilos esperando para ser despedazados con habilidad por un japónés bajito con un cuchillo mágico (cortar el pescado correctamente requiere algo más que tino, debe de ser una especie de arte, una actividad destinada solamente a unos pocos, aquellos que estén dotados de ese don; hasta hay simuladores de cortar pescado en las salas de recreativos...).
La subasta diaria de atún en especial dicen que es todo un espectáculo. Desgraciadamente al parecer desde hace un par de años está prohibida la entrada de turistas, ya que entorpecían mucho el desarrollo de la subasta. Qué lástima. Para acallar la pena, basta con adentrarse en las calles adyacentes y elegir el puesto callejero en el que quieres desayunar un buen sushi, seguramente el más fresco que hayas comido nunca.
Mañana... los maid cafés.
Ah. Quedan 19 días. Cuando lleguemos a los 15 descorcharemos champán.

lunes, 25 de junio de 2007

Y el tiempo sigue corriendo...

... mientras yo cuento las horas para volar a Tenerife siguiendo al grupo perdedor de hoy. Buen día nos espera mañana. Laaargo largo. Esperando que estos 22 días que quedan para volar a Japón pasen más rápido voy a proponer currar a partir de ahora todas las noches (haciendo un gran favor a mis compañeros, por otro lado) a cambio de que me dejen dos fines de semana: el de Sanfermines (6-7-8) y en de la boda de Amaia. ¿Colará?

viernes, 22 de junio de 2007

Faltan 25 días... ¿tantos?

Llevo cinco días trabajando de noche y me parece que son 25. Los días se me hacen eternos, y a la vez tengo la sensación de no hacer nada útil... porque estoy siempre durmiendo, o esperando frente a la tele a que sea la hora de irme, como ahora mismo. Son las 22.50. Llevo una hora sin saber qué hacer. Si me descuido me duermo, estoy demasiado empanada para leer, o hacer algo que me exija un esfuerzo intelectual, doy cabezadas, no tengo apetito, y los minutos hasta las 23.30 que salgo de casa se me hacen eternos. El resto del día no lo paso mucho mejor. Por la tarde intento dormir lo que no he dormido por la mañana. Generalmente no lo consigo. Entre una cosa y otra suelo dormir unas 5 horas o así. Nunca más. Pero me cunden poco. Menos mal que hoy es el último día.
Mañana es la noche de San Juan. Miquique quiere ir a la sierra, a casa de una vieja amistad, a saltar las hogueras. Una ocasión de juntarse con la vieja guardia de sus tiempos de estudiante. A ver qué nos depara la noche. Antes de eso quiero ir a comprarme una mochila con ruedas para el viaje. Es un empeño personal de Miquique, que no quiere que lleve maleta... sino mochila. Dice que va a ser mucho más práctico a la hora de los traslados, y tiene razón. Pero es que una mochila... con lo que pesa, y lo fuercicas que yo soy, Cuando encuentre la mochila que necesito prometo enseñarla.
Llega la hora. Me voy a trabajar.

lunes, 18 de junio de 2007

Fotografía del futuro II


Fijaros en este sitio, porque puede ser la octava una de las nuevas maravilla del mundo. Es el templo de Kiyomizu, en Kyoto. Está considerado Patrimonio de la Humanidad. Se asoma a un barranco sobre pilares de madera, algunos de más de 10 metros. Todo el complejo se compone de 20 edificios. Lo que veis es la imagen más conocida.

Es sólo uno de los cienes y cienes de templos que vamos a visitar en los tres o cuatro días que paremos por Kyoto. Hay tantos por ver que tendremos que hacer un ejercicio de síntesis. Junto con el Pabellón Dorado, es una de las visitas imprescindibles. Además, tendremos que ver el Pabellón Plateado (que no es plateado, porque su autor que murió antes de cumplir sus planes); el Palacio Imperial; el barrio de Arashiyama; el templo de Fushimi Inari, con sus cientos de toris rojos formando un pasillo indescriptible; o por supuesto, conocer el barrio de Gion, famoso por su vida nocturna, sus clubes y sus callejuelas, y por supuesto sus geishas.

Inauguro sección. Fotografía del futuro I

Del futuro cercano, claro. Ahí va una pequeña galería de lugares que fotografiaremos en aproximadamente 30 días. Con todos vosotros, el Pabellón Dorado de Kioto. Visita impepinable. Construido en 1397, es uno de los símbolos de la ciudad.
Kioto fue capital de Japón hasta el siglo XIX. Su riqueza arquitectónica y patrimonio cultural le libraron de ser objetivo militar durante la Segunda Guerra Mundial. Allí viajaremos el mismo día 18, según aterricemos en Japón. Tres horas escasas separan Kioto de Tokio en tren bala (550 kilómetros de nada). Entre una cosa y otra llegaremos tarde, y como allí anochece muy pronto no creo que podamos ver nada hasta el día siguiente. Nuestro alojamiento está en el este de la ciudad, cerca de lo que se conoce como el Paseo de los Filósofos. Una zona muy interesante según nos ha contado Bea, que acaba de regresar de ese país. Cerca también está la zona de Gion, con sus bares, sus callejones y sus geishas.

El lugar que hemos reservado como alojamiento es una especie de casa de huéspedes. Es un hospedaje tipcamente japonés. Los dueños nos han mandado un detallado mail con las indicaciones para llegar a la casa. Es como una yincana. Si llegamos y no están, cuentan, podemos encontar una llave en un farolillo rojo que se sitúa a la entrada a la casa. Para cualquier problema, nos dicen que preguntemos en el bar de enfrente por alguien cuyo nombre también nos enseñan a pronunciar. Toda una aventura que no termiará hasta que estemos tirados en el tatami, porque camas, lo que se dice camas, no tienen.

sábado, 16 de junio de 2007

Paréntesis en la cuenta atrás Rigau dixit

Dejemos descansar un poco al reloj. Paremos esa cuenta atrás. Un minuto de reposo. Sólo para decir varias cosas:
1.- menuda mierda de primavera. Estamos a menos de una semana del verano y no deja de llover. Es imposible ponerse en situación de pre-vacaciones.
2.- menuda mierda de semana me espera. Currando de 12 a 8... de la mañana. Trabajar por las noches tiene sus ventajas: no te molesta nadie, suele haber tranquilidad absoluta, y te deja el día libre. Pero aunque intente autoconvencerme, sigue siendo una mierda de semana.
3.- menuda mierda de pelo. Ya me han dicho que parezco Javier Rigau. No digo más.

Dicho lo cual, sólo me queda por preguntar una cosa más. ¿Quién quiere un lote de pelis VHS, entre las que se pueden encontrar títulos como Aflicción, Atrapado en el tiempo, El padrino, Cowboy de medianoche, Algo pasa con Mary, Cosas que hacer en Denver, La naranja mecánica, Sospechosos habituales, Asesinato en 8mm, Miedo y asco en Las Vegas, Taxi Driver o La guerra de las galaxias, entre otras pequeñas y grandes joyas? Hay más, pero estos son los títulos que leo desde la mesa cuando miro la estantería llena de cintas cogiendo polvo sin parar. Qué ganas de encontrarles una nueva familia. Si no, cualqueir día las pongo de patitas en la calle. Si alguien las quiere, se las regalo. En lotes de cinco mínimo.

Ah, quedan 31 días.

jueves, 14 de junio de 2007

Faltan 33 días

Y también se cumplen tres días en mi nuevo trabajo. Ha sido una jornada tranquila, de 13 a 19 más o menos. No me lo podía creer... Mañana también se prevé calmadilla (bueno, no muy larga pero sí intensa), aunque de lo que nadie habla es de los días de libranza... como si no los nombraras no existieran, oye. Lo mejor del día ha sido saber que uno de mis compis trabajó en ¡Canal Campero! y en ¡Padres! Conoce a todo el mundo, a mi ex jefa, a A. claro, a M., ¡a gente de cuyos nombres ya ni me acordaba! Luis U. por ejemplo ¡qué personaje! es un tío bien majo, aunque no acabo de entender bien por qué está en todas mis grabaciones, si es casualidad o es que yo grabo muy mal...
Por otro lado, el programa va bien. Los resultados no son malos, y a la gente le gusta... pero al parecer no gusta a quien tiene que gustar. Y eso, ya se sabe, es una mala noticia. Hoy quiero verlo, porque no acabo de saber bien lo que estoy haciendo, y necesito ver si voy por buen camino. Empieza ahora. Hasta luego.

lunes, 11 de junio de 2007

Faltan 36 días

... para volar a Japón. Pero para mis ansiados días de vacaciones y preparativos del viaje, no queda nada, o queda mucho, me queda todo. Vamos, que se acabó, no va a ocurrir nunca. Mañana empiezo en mi nuevo curro. Me esperan días y días de trabajar sin descansar, concretamente 35... un día menos que los que restan para el viaje. O unas horas, porque el 16 es el último programa, y sospecho que acabará de madrugada... a pocas horas de embarcar... Ya me puedo planificar bien. No voy a tener tiempo de preparar más este viaje, no voy a poder leer casi nada más, ni buscar alojamiento ni leer guías, ni hacer nada de nada. Me quedan 35 días de horror, según todo el mundo, al precio de 2200 euros al mes. El día 17 voy a subir a ese avión y voy a dormir durante las 16 horas que dure el vuelo. Luego espero haber dejado atrás todo tipo de estrés, nervios, cansancio y trabajo y lanzarme al mundo nipón de cabeza.

Dicho lo cual... bueno. Creo que me he ido lo más dignamente posible de mi trabajo. Me he despedido con cariño de todo el mundo, de corazón, en serio. Lo he hecho lo mejor posible, he dejado todo más o menos terminado, y creo que he dejado buen sabor de boca. En mi último día de curro he estado allí 14 horas, nada menos. No quiero medir mi esfuerzo en minutos, pero sí que quiero dejar claro que he intentado que todo esto del nuevo curro suene a todo menos a espantada. Que suene a lo que es. A que todos necesitamos trabajar, que las cosas son así, y que a mí esos euros me dan la vida, me permiten irme de viaje con el colchón de ese dinerillo para cuando regrese.

Voy a prepararme un calendario. Necesito visualizar mis próximas semanas.

sábado, 9 de junio de 2007

Faltan 39 días

Ayer tuve una grabación de esas que pueden calificarse sin temor de agotadoras. Además de la tensión y el desgaste que suponen pensar que todo lo que haces puede estar mal y tener consecuencias catastróficas, de lo pequeña que me sentía a ratos (luego, cuando me relajaba, disfrutaba más del trabajo), de tener que combinar mis funciones decidiendo contenidos con las de convencer, dialogar, dar conversación, explicar, jugar, chantajear y suplicar a niños durante cinco horas, se unen las ganas de tener vacaciones.

Cuando llegué a casa eran las doce de la noche. Había quedado a cenar en casa de un vecino que tiene una terraza chulísima para ver el atardecer (ja). Cuando llegué, me habían guardado un poco de carne, había bizcocho y vino, y aunque era noche cerrada y el cielo estaba nublado y sin ninguna estrella, se estaba de muerte en la terraza.

Lo mejor de esta terraza es que se la ha hecho él. Su casa es un piso de menos de 30m2 de tamaño en la parte interior de una corrala. Al ser el último piso, cuando tiró el falso techo de su casa descubrió que tenía mucha altura por arriba. Sobre el piso, en la buhadilla, aún se podía subir otro piso más, pero la inclinación del tejado hacía que más de la mitad de la superficie fuera inaccesible. Había que moverse a gatas. Así que quitó el tejado y se hizo una terracita. Monísima, blanca, con su mesita, sus banquitos, sus plantitas, ganchos para colgar una hamaca, sonido para música y cine, más ganchos para colgar una pantalla de proyección... Si te subes a un banco alto que tiene de madera se ve todo Madrid. Es alucinante. Parece una escena de Mary Poppins. Y lo mejor es que el chico es un cielo, es majísimo. Es amigo de unos amigos, apenas le conozco, pero siempre que nos hemos visto me ha parecido genial. Y ahora además le admiro, porque todo se lo ha hecho él. Es todo un personaje.

Menos mal que hubo un buen cierre para semejante día tan largo.

jueves, 7 de junio de 2007

Faltan 41 días

Para volar a Japón. Sin embargo, el resto de mi cuenta atrás pende de un hilo. Estos 41 días pueden resultar tan diferentes a como los había imaginado... igual me quedo sin Alicante, sin conocer a Celia, sin ver en directo a los Grey Souls en su reunión triunfal tras una década de ausencia, sin txupinzao, sin almuerzo, sin semana en la playa descansando, sin fines de semana con P... sin fines de semana en general. No sé. Y todo por dinero. Una buena cantidad de dinero, eso sí, pero dinero al fin y al cabo. Dinero a cambio de todo eso. ¿Compensa? ¿Puede alguien darme una respuesta?

Es curioso, cuando me han ofrecido renunciar a todo esto a cambio de dinero he pensado que era menos tiempo, me he autoconvencido de que sólo era un mes. Y ahora que los he contado bien, resulta que son casi 40 días. 37 días serán si todo empieza el lunes. 36 en realidad, puesto que todo terminaría el día 16, horas antes de coger el vuelo. No lo veo claro. Creo que puedo equivocarme de lleno. Tengo que calcular mis pasos. Parece una canción de Astrud...

Por otro lado mi día a día es bastante lamentable. Cada vez tengo menos ganas de levantarme por la mañana, de ir a trabajar, de salir deprimida, de creer que no avanzo, de intentar hacer las cosas bien y agarrotarme por completo, de creerme peor de lo que soy. Para colmo hace calor y yo estoy acatarrada, la gente va por la calle en tirantes y yo me abrigo con chaquetas y cazadoras, no abandono los vaqueros ni he estrenado las sandalias, es como si el verano que ya ha llegado no fuera conmigo. Y encima la lista de cosas que tengo que hacer sigue creciendo, y todas esas cosas cuestan dinero. A saber:

1.-Llevar el coche al taller. Hoy me han subido de golpe y porrazo el presupuesto 200 euros.
2.-Pagar el impuesto de circulación. Este coche es como un hijo tonto.
3.-Cortarme el flequillo, ¿Alguien me lo haría gratis?
4.-Teñirme las canas.
5.-Depilarme las piernas.
6.-Cerrar una cuenta que tengo hace años en Caja Madrid y que está en números rojos.
7.-Pagar a hacienda. Mierda, qué palo me han pegado este año.
8.-Mover el tema de la subvención para las obras de rehabilitación de la casa. Esto en realidad hará que me den dinero, pero me recuerda que la obra, aún con subvención, nos va a salir por un pico.
9.-Ir al dentista. Creo que lo voy a dejar para septiembre.
10.- Comprarme ropa interior. Menos mal que eso es un regalo que gentilmente se ha ofrecido mi madre a hacerme por mi cumpleaños. Pero lo tengo que adelantar yo...

Estas son sólo 10 de las razones por las que creo que voy a aceptar ese trabajo. Si es que aún estoy a tiempo.