lunes, 16 de julio de 2007

Último día de la era preJapón

Esta es una entrada in extremis. Ha llegado Juans y me ha dicho que como hace mucho que no escribo casi se le pasa que mañana nos vamos a Japon. Así que en su honor, y para tranquilizar los nervios, voy a hacer mi última entrada de la época preJapon.

Ya no puedo retransmitir esta marcha atrás en días, sino en horas. Mañana a estas horas estaremos sobre volando algún punto del mundo que no me atrevo a determinar. Llevaremos ya diez de las dieciséis horas de viaje hechas. Me llevo una pirula por si me quiero dormir y no puedo, un antifaz, una almohada cervical, un libro, la guía de Japón, un cuaderno, todo lo que creo que me puede hacer falta para pasarlo lo menos mal posible durante un vuelo tan largo.

Nuestro último fin de semana ha sido intenso. El sábado madrugamos lo no escrito para coger un avión rumbo a La Bella Easo, donde nos esperaba Rafael para llevarnos a casa corriendo, que durmiéramos un poco y fuéramos frescos a una boda hipano germana que resultó bien divertida. Al día siguiente nos despertamos a eso de las cuatro con ganas de un chapuzón en la playa. Margarita se había quedado a esperarnos y nos acompañó al barquito que nos llevaría directos a las olas. Allí se encontraría con Rafael, que volvía de tomar las aguas. El sol era abrasador. Cuando llegamos al embarcadero nos cruzamos con la procesión de la Virgen del Carmen. Eran pocos pero bastante entregados. Subieron la imagen de la vigen a un pesquero y se la llevaron esta vez en procesión marítima a dar una vuelta entre cohetes y salves. Cuando llegó el barquito, Rafael no venía en él. Aún así, tal era nuestro afán por remojarnos que dejamos allí a la pobre Margarita pensando que llegaría en el siguiente.

El viaje en barco no creo que llegara a los cinco minutos, y otros cinco separaban el embarcadero de la playa. Nada más llegar me tropecé con una especie de bolardos que pone la autoridad local para delimitar el área de aparcamiento de los coches. Son de cemento y no levantan quince centímetros del suelo, y están puestos a traición. Me chafé un dedo y vi las estrellas. Aún me iba quejando cuando oímos un silbido a nuestra espalda y de repente todos los comerciantes de lazona salieron a todo correr a recoger el género que tenían expuesto en la calle. Todavía no habíamos salido de nuestro asombro cuando una nube de arena se interpuso entre nosotros y el horizonte, y dejamos de ver el mar. De repente, la temperatura bajó un montón, y el cielo se oscurecióEl silbido se hizo insoportable, los árboles se inclinaban, los toldos en las terrazas golpeaban contra las paredes, y las velas de los barcos se agitaban y éstos se bamboleaban hacia los lados con violencia. De camino al embarcadero, la arena se metía en los ojos y picaba al chocar contra las piernas. Después de esperar cerca de media hora cogimos de vuelta a casa. No llegamos ni a pisar la arena. Las galernas del cantábrico es lo que tienen.

Esta mañana hemos vuelto al interior. En estos momentos ultimamos los detalles. Silvi e iñaki han salido de Pamplona hace una hora escasa, y llegarán justo para dormir. Mañana nos levantaremos pronto. A ver qué nos depara el viaje.

domingo, 1 de julio de 2007

Día de reflexión

Es domingo, y me he levantado a las tres de la tarde. Ayer estuvimos en el desfile del Orgullo. Salimos muy tarde de casa, esperando a que bajara un poco el calor. Cuando llegamos a Gran Vía estaba todo tan abarrotado de gente que decidimos bajar a Plaza de España a esperar a las carrozas, pero iban con tanto retraso que allí no llegaba nada. Comenzamos a subir por Gran Vía al encuentro de la diversión, y mientras la esperábamos entramos en un Burger King (error!!) a por patatas fritas. Cuando ya íbamos a pedir (larga espera, por supuesto; estaba petado) nos llama Torner: es hora de irnos al cumpleaños de Luz. No me lo puedo creer: ¿no voy a ver ni una triste carroza? Al final vi dos: la de UGT y la del PSOE (vergüenza debería darles). Y nos fuimos corriendo.

Graciosa, la fiesta, muy tranquila (aunque hoy me he enterado de que duró hasta las 10 de mla mañana). Nuestro nuevo mejor amigo se emborrachó un poco y se puso tibio a comer. Como es alemán, le estuve explicando los distintos modos de pedo: qué es estar pedo, cogerse un pedo, tirarse un pedo, y se arrepintió un poco de no llevar encima la libreta del argot. Cuando nos fuimos intentamos coger un taxi, luego bajamos nuestraaspiraciones a un bus, y al final tuvimos que ir a casa andando. Juans s intentó irse a un garito y cuando llegó no pudo entrar de lo lleno que estaba. Las fiestas del Orgullo Gay se han convertido en algo parecido a los Sanfermines. La plaza de Cibeles estaba como si el Madrid hubiera ganado la liga de nuevo, los buses circulaban un poco escorados de la de gente que iba dentro y las paradas estaban como para quedarte a esperar. Yo iba un poco indignada. Porque vivimos en el centro, pero ¿y si tenemos que ir hasta el Barrio del Pilar?

Mañana comienza la cuenta atrás de la quincena. La lista de cosas que hacer aumenta.

- Pagar el impuesto de circulación (me van a clavar con el recargo por tardona!!).
- Comprar el Japan Rail Pass.
- Pedir yenes.
- Entregar documentación de la subvención para la reforma de la corrala.
- Ir a la pelu.
- Ir a buscar la mochila que me va a dejar Torner para el viaje (he reflexionado, paso de comprarme una).
- Comprarme la ropa interior que mi madre me regaló por mi cumple que fue hace ya 45 días.
- Anular la cuenta de Caja Madrid que tengo ya en números rojos.
- Limpiar la nevera.

Creo que eso es todo. A ver si mañana puedo tachar por lo menos cuatro de los elementos de esta lista. La semana que viene estoy toda de noche, así que lo que no haga mañana dudo que lo haga en otro momento. Por cierto, mis sospechas se confirman. Me pierdo el txupinazo. Ohhh!!!