lunes, 9 de abril de 2012

Yo también quiero ser superwoman, supermami y súper en general

No entiendo a las superwomen. No lo entiendo. Esas madres pluscuamperfectas que veo en los parques, en los blogs, y en el trabajo. Siempre perfectas, con el pelo fenomenal, maquilladas, buenísimas madres, mejores cocineras, amantes de la moda, casa organizada, adalides de la conciliación... ¿cómo lo hacen? y sobre todo ¿desde cuándo me importa?

Primer error, aficionarme a los blogs de maternidad. Son muy interesantes, y me lo paso bomba con ellos. Pero no puedo dejar de (segundo error) compararme con todas ellas. Las mujeres a las que leo son en su mayoría profesionales con más de un hijo, un matrimonio perfecto, un armario espectacular, una despensa siempre llena y mucha maña en la cocina. A lo mejor lo que no tienen unas lo tienen otras, y yo me estoy haciendo la composición de lugar de una mujer que lo hace todo, eso es verdad. Pero bueno, sigo. Cuando leo esos blogs de mujeres que trabajan, hacen un máster a la vez para ser mejores en su trabajo, crían a sus hijos y los educan fenomenal, mantienen dos blogs, uno sobre maternidad y otro sobre temas laborales, leen mucho (porque así lo cuentan), salen con sus maridos a veces (porque así lo cuentan), compran ropa y se preocupan por su físico, hacen salidas culturales y de ocio con sus hijos, hacen pasteles y bizcochos y rosquillas y cosas así... ¿cómo, cuándo, por qué?

Yo, sin embargo, soy incapaz de mantener un poco de orden en mi (minúscula) casa, compro en el súper compasivamente, sin raciocinio (y eso que lo intento), no sé cocinar (y eso que lo intento, o por lo menos intento intentarlo), mi casa es una leonera (ya lo he dicho?), estoy siempre agotada, aún no he conseguido que mi hijo duerma solo, tengo una torre de libros por leer, no voy al cine desde antes de que naciera el niño, tengo unas raíces que asustan y, aunque me gustaría, no veo el momento de renovar mi armario, ni por supuesto de ordenarlo, por no decir que mi casa sigue teniendo el aspecto de quien acaba de llegar a vivir, y mi lista de cosas por hacer aumenta cada día (ayyyyy).

Ayer miré a mi alrededor y se me cayó el alma a los pies. La casa patas arriba, ropa por todas partes, migas de magdalena formado una alfombra mullida, juguetes tirados, marido enfermo en la cama, niño medio en pijama, el polvo sobre los muebles comienza a ser visible a varios metros de distancia... por favor! cogí al enano y a la calle. Ojos que no ven, y niño cansado, dan mejor noche.

Como estoy un poco paralizada por los hechos, y de verdad que tengo propósito de enmienda, sé que no lo conseguiré en su totalidad, pero voy a trabajar un poco en ello cada día, dar pequeños pasos. Por de pronto, estoy tomando jalea real para ver si aumento mi apetito y engordo un poco. Lo de apuntarme a pilates lo pospongo, sé que no lo voy a hacer así que para qué engañarme, hoy por hoy lo pospongo y me voy a dedicar a intentar comer bien. Voy a empezar comprar más por el barrio lo que necesite y menos en el súper en grandes cantidades, luego se me pone malo todo sin cocinarlo. Quiero regalarme por mi cumple un robot de cocina, uno sencillo, porque admito que nunca voy a aprender a cocinar pero quiero que mi pequeño coma bien. Y yo quiero comer bien, y que mi chico coma bien. Eso es meterme en un lío nuevo porque el robot necesita quien lo maneje, o sea, tengo que aprender a cocinar de otra manera más sencilla pero tengo que hacerlo. Creo que voy a volver a contar con ayuda doméstica, está claro que yo no me hago con la casa, no tengo tiempo ni ganas, y necesito ayuda, aunque sea una poquita. Tengo que hablarlo con mi otra mitad. Tengo que tirar ropa, ordenar armarios, sacar toda la que le no le cabe ya al ratón y guardarla, recoger todos los juguetes de bebé y guardarlos o regalarlos, pensar en si vamos a pasarle ya a cama o no, y qué modelo de cama y de habitación queremos (pequeña de ikea, abatible, cama nido...). Tengo un plan para reorganizar mi habitación y buscar una solución a los zapatos que no tienen un lugar. El viernes voy a la peluquería. Antes no puedo porque esta noche vuelvo a las noches (ohhh, estos turnos tampoco ayudan a mi estabilidad, por eso no entiendo cómo lo hacen otras mujeres que trabajan también a turnos; bueno sí lo sé: tienen más ayuda que nosotros en casa, pero esto es lo que hay...). Y sobre todo, voy a dejar de compararme. Porque en el fondo yo no quiero ser así, no quiero ser pluscuamperfecta, nunca me ha importando excesivamente mi aspecto, ni la decoración de mi casa, ni nada de eso. Nunca voy a hacer pasteles con mi hijo, así que me centraré en intentar que coma bien. Nunca he sido ordenada. Así que me platearé como una necesidad, no como una obsesión: busquemos el orden justo para funcionar, y punto. Y lo demás se irá solucionando poco a poco... espero.

Por cierto, veo que he vuelto a hacerlo, sólo entro aquí cuando estoy de noches, voy estar de noches o acabo de salir de noches. Y es que hago demasiadas noches, está claro...