martes, 13 de diciembre de 2011

Cosas que hacer mientras escribes una entrada nueva...

... como por ejemplo, jugar con mi terremoto veintemesero. Escribo una palabra, lanzo el coche; escribo otra, le cojo a caballito... a veces, con suerte, me da tiempo a tomar un sorbo del café que me he preparado hace un rato y que ya está frío. Esto es la dictadura del ratón. En casa se hace lo que él quiere, que básicamente es jugar con los coches, ver los mismos cuentos una y otra vez, jugar a fútbol en el pasillo con un balón que aforunadamente es de tela, y así pasamos las tardes...

Es alucinante cómo su motricidad se ha afinado un montón. Anda fino, como dicen sus tías. Da saltos fenomenal y sabe ponerse a la pata coja. Sus movimientos son seguros y elegantes, la verdad es que da gusto verle moverse. También anda de rodillas. Uno de los músculos que más ha desarrollado en este tiempo es la lengua. Es un loro. No calla. Aprende cosas nuevas a cada momento. Va por la calle al grito de ¡coche, moto, guau-guau! Todo lo que le dices lo repite. Sus palabras más usadas son Pocoyó, Pato, Eli... y vuelta Pocoyó... es como un mantra, a veces lo repite hasta dormido. Los cuentos de Pocoyó los tiene requetesobados. Los vemos una y otra vez, mientras repetimos: Pocoyó, Pato, Eli... A veces introducimos a Ito (Pajarito), Ina (Valentina) y Pulpo. Caillou también se ha introducido en su universo. Cuando no está con eso repite los nombres de sus compañeros de colegio, como si pasara lista.

Como no para, me tiene loca. Ya toca baño: risas, jugar con los barcos, con el agua... en fin... un chou. Luego a cenar, que cada vez cuesta más porque está a todo menos a eso, y dormir, que es otro chou. Al final cae por agotamiento, porque él se resiste. Y luego siempre caigo yo.