

Pues bien, yo vivo en una corrala. Está en Lavapiés, en pleno barrio de Embajadores (barrio más castizo en Madrid no puede haber).
Su origen se remonta a finales del XIX. Lo pone en un grabado en piedra a la entrada. A diferencia de la que hay arriba, es una corrala con forma de U. Desde el portal se accede al patio, de planta cuadrada, por lo que sería la base de la U.


Antiguamente las corralas eran auténticas infraviviendas. Familias enteras se hacinaban en 20 metros cuadrados.
No tenían luz ni agua corriente, y las letrinas eran comunes a todo el piso. Muchas no tenían apenas ventilación, y su único contacto con el exterior era a través de la mis misma corrala.
Hoy muchas siguen siendo pequeñas, pero arregladas tienen su encanto. En mi caso, tengo la suerte de tener una casa exterior, que da tanto a la corrala como a la calle. No es la más grande de la finca pero tiene unas dimensiones mucho mayores que las que dan sólo a la galería. Lástima que la finca tenga actualmente bastante mal aspecto. Estamos en pleno proceso de rehabiliación. A la escalera le hace falta una buena mano de pintura.

Las barandillas de la galería están bastante deterioradas y van a tener que ser sustituidas en muchos puntos. Y la fachada del patio necesita algo más que un repaso.
Hoy, después de 8 meses con un andamio enfrente de mi ventana, por fin puedo abrirla de par en par y disfrutar del mes de mayo, que llega ya con calorcito.
Hoy, después de 8 meses con un andamio enfrente de mi ventana, por fin puedo abrirla de par en par y disfrutar del mes de mayo, que llega ya con calorcito.