domingo, 11 de marzo de 2007

Encuentros varios

Somos tan urbanitas que ayer sábado estuvimos en el campo y sólo con eso hoy tenemos agujetas. Sin paseos, sin esfuerzos, sin nada. Es respirar el aire campestre y no poder andar al día siguiente.

Nos fuimos no muy temprano por la mañana, justo después de que llegara Natalia, que lo primero que hizo al verme fue decirme con su acento: "pensaría que tú estarás durmiendo". Tardamos más de dos horas en llegar, porque estaba un poco más lejos de lo que pensábamos, y porque llegado un punto P. dijo que había que ir hacia la derecha cuando era hacia la izquierda, y claro, hasta que enfilamos un bosque frondoso no empezamos a sospechar que no era por ahí. La casa a la que íbamos resultó ser un chozón. Preciosa, y el lugar, alucinante. Qué bonita es la Vera. La visita sirvió para que P. se reuniera con una serie de viejos y buenos amigos a los que hacía tiempo que no veía juntos. El día fue muy agradable, comiendo de una brasa hecha en una carretilla y bebiendo cerveza al solete. Cuando acabamos de comer plantamos dos árboles por los ausentes en esa reunión. Sin buscar momentos emotivos, sin solemnidades. Me gustó mucho cómo pasaron las cosas. Con muchas risas y con mucho cariño. Habrá que ir de vez en cuando a ver cómo crecen.

Ese fue uno de los encuentros. Los otros dos espero que se produzcan en breve. Uno, con el pasado. Hoy he recibido un mail que me ha puesto muy contenta. Es de alguien a quien no veo hace 10 años y que, casualidades de la vida, resulta que vive a solo tres calles de mi casa. Probablemente en unos diez días podamos ponernos al día de todo lo que ha pasad o durante este tiempo. El otro es con el futuro y se resolverá en un poquito más. Creo que el viernes que viene se marca la fecha para el nacimiento de mi primera sobrina-sobrina, hija de mi único hermano. Va a ser un mes de marzo de lo más emocionante.

1 comentario:

juancorre dijo...

Curioso leer de atrás para delante y además conocerte. Es lo que tiene leer un blog desde el principio. A estas alturas, por donde voy ahora, tadavía no sabes como llamar a tu esposo...

Lo de Natalia lo clavas de viva voz. A mi me da miedo meterla en mi casa.