jueves, 28 de junio de 2007

Cosas que tenemos que ver


El tiempo sigue corriendo, y yo solo deseo una cosa. Un fármaco, una droga, algo que tras tomarlo me permita tener un sueño largo y reparador tras el que me despierte dispuesta a pasar 20 días locos viajando por Japón sin resoplar agotada ni un día, y que por supuesto me tomaré nada más montar en el avión que me lleve hasta allí. Quiero dormir 16 horas seguidas, soñar, roncar, y levantarme como si nada. Este deseo es fruto de dos cosas: las ganas que tengo de que llegue el día 17 y el cansancio que llevo en el cuerpo. Ayer regresé de mi viaje relámpago a Tenerife. Allí constaté varias cosas: lo lejos que está Canarias, lo impuntuales que son los canarios, lo impresentables que son las compañías aéreas, lo equivocados que estamos viajando sin planificar el trabajo antes, y lo mayor que estoy (ya no aguanto estos trotes). Eso solo así, de repente. Seguro que si reflexiono un poco se me ocurren más cosas. Ahora bien, tengo que decir que los concursantes nos trataron de maravilla, y nos facilitaron muchísimo el trabajo. De lo que me quejo es del ritmo inhumano que hemos llevado, agravado por el hecho de ir cargados como mulas. ¿Un ejemplo? Ahí va.
Martes. 9h en Fuencarral. 9'30h en la Moraleja. 10'30h en Tres Cantos. 13h en el Campo de las Naciones. 15'30 en Barajas. 20h en Tenerife. 1'30 buscando un sitio donde nos dieran de cenar.
Al día aiguiente la clave no estuvo en la capacidad que tenemos de estar en varios sitios a la vez. Estuvo en las 6 horas que pasamos en un aeropuerto esperando un vuelo que no sabíamos si iba a salir. Llegué a casa a las 3 de la mañana. Al aterrizar estábamos tan cansados que no encontrábamos la salida del aerpuerto, y Rafa se enfadó con la telefonista de Teletaxi porque no se acordaba de dónde había pedido el taxi y ella no entendía cómo podía haber ocurrido eso. Nos reíamos por no llorar. Hoy nos han dado el día libre. Estaría bueno...
Pero dejemos atrás los momentos de crisis y hablemos del futuro cercano y nipón. Lo que veis arriba es Tsukiji, el mercado de pescado de Tokyo. Uno de los lugares que quiero visitar. Es el mercado de pescado más grande del mundo. Normal, si pensamos que Japón consume un tercio del total de pescado que se come al día en todo el mundo. Para verlo en su máximo apogeo hay que llegar tipo 5 de la mañana. Toneladas de salmón, algas, calamares, pulpo, y sobre todo, atún. Tiene que ser alucinante estar rodeado de atunes de miles de kilos esperando para ser despedazados con habilidad por un japónés bajito con un cuchillo mágico (cortar el pescado correctamente requiere algo más que tino, debe de ser una especie de arte, una actividad destinada solamente a unos pocos, aquellos que estén dotados de ese don; hasta hay simuladores de cortar pescado en las salas de recreativos...).
La subasta diaria de atún en especial dicen que es todo un espectáculo. Desgraciadamente al parecer desde hace un par de años está prohibida la entrada de turistas, ya que entorpecían mucho el desarrollo de la subasta. Qué lástima. Para acallar la pena, basta con adentrarse en las calles adyacentes y elegir el puesto callejero en el que quieres desayunar un buen sushi, seguramente el más fresco que hayas comido nunca.
Mañana... los maid cafés.
Ah. Quedan 19 días. Cuando lleguemos a los 15 descorcharemos champán.

No hay comentarios: